Raymond M. Haschwalth

Él mismo se define como un ganador empedernido. Su convicción de ganar en todo sentido es incluso obsesiva. Desde que tiene conciencia ha sido competitivo en todo ámbito. No deja que nadie se le adelante en nada que sea de su interés.
Un hombre frío, calculador, duro, intenso... Es una mezcla entre hielo y fuego. La mayoría del tiempo con las personas es casi un témpano de hielo, pero cuando se trata de algo que le apasiona, y le mueve. Hace salir todo su lado instintivo, su lado animal como le llama él mismo.

Ni si quiera el nacimiento de su hija le hizo cambiar la personalidad. Más aún, al ser padre demasiado joven, ni si quiera le afectó en su madurez. Lo vio como un juego de adolescentes en ese momento. Como siempre, nunca se toma las cosas demasiado en serio. De hecho, para que algo le sepa importante, debe de realmente serlo. Algo así, como una enfermedad terminal. De esa raya para atrás, es todo un juego. Con el cual puede hacer, y deshacer.

Debido a su bipolaridad, no sabes nunca con quien puedes encontrarte... Hay veces que ni si quiera te dará una palabra porque está tan ensimismado que no podrá decirte nada. Por el contrario, cuando está en su estado es alguien que podrá sacarte una risa, y a las chicas sacarle las bragas.

Más aún, la palabra ética para Raymond no existe. No le interesa pasar a llevar las reglas sociales que existen en la población, ni tampoco lo que pueda decir la gente de él. Sabe que está en la cima del mundo económico, y también que es un hombre poderoso en todo aspecto. Nada puede quebrantar su seguridad.

Nace en los Estados Unidos en lo que la población llamaría una cuna de oro. Su padre un médico de gran renombre tenía uno de los grandes patrimonios de la ciudad de New York. Su infancia como todo niño rico fue llena de lujos y lo que quisiera hubiera estado a sus pies. Un niño que nunca conoció límites en lo que sus deseos significaran para su familia.

La historia daría un giro cuando su mismo padre a los 15 años lo lleva a una casa de prostitución a que se acostara con una de las mujeres de lujo a las que frecuentaba. Tradición familiar como lo decía su mismo padre. Desde ese mismo instante, la actitud de Raymond sería mucho más brusca. Su mismo padre le había quitado la completa libertad de elegir el momento en el cual perder su virginidad, y tras eso se convirtió en un completo hijo de puta con el mundo. Un déspota, sin importar nada.

A los 17 años, cuando tiene una relación sexual con una de sus compañeras de escuela en la última fiesta de graduación, ella termina embarazada. La chica sin ser nada tonta aprovechó esta situación para dar a luz a una pequeña. Y así por lo menos asegurar la fortuna de la familia Haschwalth por toda la vida a su lado. Por un lado, a Raymond no le interesó, producto que el dinero no era de él, así que tampoco hizo mayores esfuerzos por cambiar la historia. Sin interesarse por esa hija hasta que ella misma decide buscar a quien era su padre cuando tenía doce años.

Las cosas no se dieron fáciles entre ambos. Pero tras la muerte del padre de Ray, él mismo decide acercarse un poco a ella. Las empresas de su padre pasan a su yugo, y es entonces donde comienza a nacer este hombre de inquebrantable, con una visión de mundo diferente.

Al día de hoy vive junto a su hija en su mansión. Ella asiste a la universidad de Yale, mientras que Raymond sigue dedicado al emporio que había creado su padre. El negocio de la lencería femenina. Su padre fue un verdadero genio que revolucionó la industria.