This is Em —ID

Emily es la reina de la máscara de hielo.
Nunca se le puede conocer, ya que con las personas que conoce es la mujer más simpática del mundo y con los que no, es la perra más infame del planeta. A base de golpes y batacazos se ha ido forjando una máscara imposible de pasar y un corazón duro como la piedra por fuera, y marchito y helado por dentro. Suele ser fría y distante, nunca confía en nadie y le cuesta mucho hablar porque sí con alguien sobre todo si las conversaciones van más allá del maquillaje y la ropa. Superficial y presumida, nunca la verás desarreglada o de cualquier manera, ella no es así, y pobre del que insinúe algo negativo sobre su belleza. Cruel, rencorosa y vengativa, te hará la vida imposible si le molestas, ya que no deja pasar ni una y cuando alguien se anota en su lista negra, de ahí no sale hasta que la venganza sea satisfactoria para su retorcida mente. Astuta y sumamente inteligente, es capaz de resolver problemas matemáticos de mucha dificultad y tiene un IQ muy elevado, pero ¿Para qué le sirve? No para mucho, ya que la gente no suele ver esa parte de ella, solamente la promiscua, la fría y la cruel, pero ella, callada como suele ser, no habla sobre ello, y con una perfecta sonrisa, les deja entrever a los demás que hay algo más detrás de todo eso, pero que nunca sabrán que es. Misteriosa y enigmática, mantiene esa sonrisa pícara que a la vez detona peligro, con su mirada fría que atrapa y sus gestos sensuales, nunca sabes qué esperar de una mujer así. Rebelde y fiestera, a pesar de todo es de las que le gusta pasarlo bien al margen de la ley, cuantas más leyes quiebre mejor, más dolores de cabeza a sus padres. Decidida, audaz y tenaz nunca deja nada a medias y tiene muy claro lo que quiere.
El sol siempre se esconde detrás de las nubes.
Pero existe la otra cara de la moneda, aquella Em que se esconde debajo de toda esa coraza especialmente diseñada para que nadie pueda irrumpir en sus sentimientos y le descoloque el mundo de nuevo.  Ya que debajo de todo eso están los trozos hechos polvo de lo que era, de lo que fue una vez. Una niña dulce y tierna, que creía en el amor y en la bondad en las personas, a la que le arrebataron todos los sueños y las ilusiones. Una Emily bondadosa y cándida, que cuando sonreía era capaz de iluminar un día nuboso. Dulce, tierna y cariñosa, que con un abrazo o algunas palabras era capaz de animar cualquier corazón marchito. La que defendía a los más débiles de las injusticias, que luchaba por un mundo mejor. Aquella que no se conformaba con lo establecido.
La reina del hielo, siempre fue una pieza frágil y sencilla de romper..

Emily nació en un matrimonio entre dos personas que nunca se habían querido y nunca lo harían. Su madre detestaba a la dulce niña, no la podía ver ni en pintura, le hartaban sus llantos. Así que enseguida que pudo le contrató una canguro, y así consiguió salirse con la suya. Esposa de un hombre cada vez más rico, ya que su multinacional alimentaria poco a poco se fue convirtiendo en la más importante del mundo. Marlon, originario de Suiza trasladó ahí su central, dejando la sede ahí, muy en parte para verse obligado a abandonar a su familia con frecuencia. Él, pese a lo mucho que quería al bebé, nunca tuvo el tiempo suficiente para ser un verdadero padre.
Así pues, Emily creció sin el amor de un padre ni de una madre, ya que ninguno de los dos tenía el menor cariño o tiempo para la niña, para su madre había sido el billete hacia la élite y para su padre un estorbo que, pese al cariño que el tiempo le había conseguido,  le había atado a un matrimonio sin amor. Tuvo numerosas niñeras, siendo la única muestra de amor que recibió la pequeña, le dieron un vano y doloroso ejemplo de que el único amor que conseguiría en su vida sería momentáneo y por interés.
La pequeña fue creciendo, rodeada de lujos y de sirvientas, pero no del amor de sus padres. Nunca le faltó de nada, y de niña era juguetona y alegre, siempre se alegraba de ver a sus padres, no les tenía rencor, y aunque ellos no quisieran estar mucho con ella, la castaña corría a los brazos de su madre o padre cada vez que éstos iban a verla. Su madre vivía en la misma casa que ella pero estaba demasiado ocupada con sus múltiples amantes y no le apetecía dedicarle tiempo, solamente le daba la mano cuando estaban en público; nunca, en la vida, la tomó en brazos. Su padre sin embargo, cuando volvía de Suiza y pasaba temporadas en su casa cubría a la pequeña de regalos y de lujos, creyendo que así compensaba su ausencia y la falta de cariño. Pero no fue así.
En el colegio consiguió todo el amor que creía que necesitaba, estaba rodeada de amigos y no había un chico que no quisiera estar con ella. Gracias a que la única atención que le prestaba su madre era para cuidar su pequeña y delicada figura, no había niña que no la envidiara y quisiera ser su amiga para conseguir un poco de la popularidad y elitismo que la rodeaban. La presión que le imponían todos por ser una niña perfecta y sofisticada le causaron una gran depresión y la llevaron a sufrir de una leve anorexia a sus escasos 12 años. Cada niñera que advertía a su madre del trastorno alimenticio de la niña era despedida, negándose a creer lo que decían sobre su hija.
Adelgazó aún más de lo posible y empezó a ser una chica más fría, empezó a creer los canticos de perfección que le decían y pasó de ser la chica linda y amigable a una chica que discriminaba a otros por su apariencia.  Su madre, contenta de que su hija fuera como ella, tan fría, manipuladora y zorra, empezó a dejar que entrara en su vida, pero más como una hermana menor -al fin y al cabo solo se llevan 16 años- a la que enseñar, que como a una hija a la que educar. Solían quedar para ir de compras, a eventos sociales o a cualquier actividad que no sea vitalmente emocional. A su padre le dio absolutamente igual si estaba delgada o gorda, no tenía tiempo para ver por su hija y Emily empezó a verlo, y le dolía más la indiferencia total de su padre que la maldad de su madre. Así que empezó a desarrollar un odio profundo por ambos progenitores que iba creciendo conforme ella crecía.
La chica odiaba en lo que se había convertido, lo que la habían convertido, pero tantos años de ser el centro de atención y la perra fría que todos odian no se podían quitar fácilmente por más que se esforzara por volver a ser la dulce niña que jugaba con todos y no se detenía a ver el tipo de vestido que usabas para ser tu amiga.
Emily odia a su familia, ya no es una niña dulce que no tiene rencor a sus padres. Deja que la mantenga y mantiene una relación fría con ellos, pero constante ya que le pagan sus caros caprichos y la carrera.
Cuando al fin termino la secundaria y empezó la Universidad en Los Ángeles, lo vio como la oportunidad perfecta para deshacerse de esa horrible personalidad que le habían forzado. Dejo de ser tan mala con todo el mundo, pero lo elitista y un poco egocéntrica fue lo más difícil  e imposible de eliminar. Aun teme demostrar su inteligencia y distintas maneras de pensar..